El mar vino al candombe
Después de más de una década de trabajo ininterrumpido, la comparsa Manoahi se transformó en la referencia principal del candombe en la Costa Atlántica. En 2017 se convirtió en la primera comparsa de Mar del Plata en tocar por las calles de Montevideo en la Llamada de Patrimonio. Fotoreportaje de un viaje de ida a puro ritmo y danza.

Por Pablo Gonzalez

Madera y cuero. Chico, repique y piano. El fuego como testigo de la comunión total entre los tocadores. Para algunos una recreación, un goce, una manera de socializar y conectarse con los demás. Para otros una terapia, un cable a tierra o, todo lo contrario, una salida de lo terrenal que tienen sus rutinas. Para unos pocos, los más importantes, una forma de vida.
Según el historiador, activista y difusor de la cultura afrouruguaya, Oscar Montaño, el candombe fue la danza y la expresión musical-religiosa más importante y significativa del colectivo afro que fue obligado a dejar su lugar de origen para ser esclavizados en las costas del Río de La Plata. Una forma de comunicación, danza, religión y celebración.
A pesar de que los tambores quisieron ser silenciados por la aristocracia, las dictaduras militares y los políticos de turno, hace más de 200 años que las lonjas suenan constantemente por las calles de Montevideo.
En Mar del Plata, el candombe llegó hace más de una década gracias a un pequeño grupo de personas que se interesaron en este ritmo musical. Había más personas interesadas en ejecutar el tambor que instrumentos para tocar. La información era escaza. No se contaba con las herramientas que hay hoy, el aprendizaje era autodidacta y la enseñanza no era masiva.
La creación de la primera comparsa local, Manoahi Candombe, fue la semilla que dio inicio a la expansión que se vive en la actualidad. El compromiso constante de unas pocas personas y el amor hacia esta cultura hicieron que, a pesar de las adversidades, los cueros sigan sonando en las calles de la ciudad.
Desde Manoahi se entendió que el crecimiento de la comparsa debía ser guiado y fomentado por los referentes afrouruguayos del candombe. Gracias al esfuerzo de las personas que integran el colectivo, se brindaron talleres y charlas de grandes bailarines y tocadores que enriquecieron el conocimiento, abrieron cabezas e inyectaron energía para seguir adelante. Entre ellos, se destacaron la presencia del Lobo Núñez, Darío Terán, Wilsonista Rodríguez, Celia Guadalupe, Charo Delgado y Cococho Pereira, fundamental para guiar al cuerpo de baile y transmitir la enseñanza de la danza.
Hace poco más de un año, cuando la comparsa estaba en un momento de reconstrucción, la llegada del tocador uruguayo Paquito Piraña Silva —referente del toque de Cuareim y músico de acompañamiento de referentes como Rubén Rada— fue clave para que Manoahi creciera exponencialmente.
A pesar de contar con varios tocadores nuevos —muchos de ellos sin ser músicos, pero apoyados por los integrantes de más experiencia— Manoahi logró ser la primera comparsa de la ciudad en tocar en Montevideo en la Llamada de Patrimonio, uno de los eventos culturales más importantes de Uruguay.
Después de una década, donde unos pocos se juntaban a tocar en alguna plaza de la ciudad y eran corridos por los vecinos o la policía, las lonjas marplatenses lograron sonar por las calles más emblemáticas de Montevideo con un cuerpo de baile que cuenta con más de una docena de bailarinas. El primer gran paso, de muchos más, que realizó y realizará Manoahi para seguir posicionándose como la referencia del candombe en la Costa Atlántica.

Texto: Mariano Albarenga

Galería
  • 11 Feb 2018