En las unidades penales de Batán funciona una escuela en la que los detenidos puedan desarrollar sus estudios secundarios, a la vez que cumplen su condena. El personal docente batalla contra los prejuicios de la sociedad, las posibilidades de los internos y las trabas del sistema penitenciario. Su desafío: garantizar un derecho.
“Quién sabe una noche me venga a Los Duendes y chau tu madre, no te vuelva a ver, tri tri…”. Corazón oculto bajo el cemento marplatense, late. Los Duendes se llama hace diez años pero le baten así, limpito y claro, como debe ser: La Tanguería.