Un comodato para la cultura autogestiva
El América Libre inició este año una campaña para obtener el comodato del edificio que ocupa desde 2006. En el lugar, que había sido abandonado por el Estado durante nueve años, hoy funciona un espacio cultural, social, político y artístico. Pasado y presente de una experiencia que sigue proponiendo transformar desde la cultura.
Fotos: Archivo Centro Cultural América Libre
El Centro Cultural América Libre irrumpió en la realidad marplatense con la violenta frescura que solo tienen los acontecimientos necesarios. Casi un centenar de personas recuperaron un edificio del Estado que había permanecido abandonado durante nueve largos años. Fue el domingo 24 de septiembre de 2006.
Lo que nació fue un espacio abierto a una comunidad que aceptó la invitación y puso el cuerpo para defenderlo siempre que fue necesario, primero por la amenaza policial y judicial (más de trescientas personas se hicieron presentes en el lugar para impedir el desalojo), luego cuando barra bravas a sueldo amenazaron a los ocupantes (con amenaza de funcionarios incluida) y más tarde cuando les cortaron el suministro del servicio eléctrico (que recuperaron con una varieté itinerante en las puertas de Edea, bajo la consigna “si nos cortan la luz, tomaremos el sol”).
Desde un principio se planteó como un espacio abierto y participativo, lo que provocó un crecimiento vertiginoso. A los dos meses de vida ya ofrecía 30 talleres (entre ellos fotografía, teatro, circo, tango, danza contemporánea, guitarra, artesanías, huerta orgánica, grabado), inauguraba la Biblioteca Popular “Paulo Freire” (con más de tres mil títulos que recibieron como donaciones espontáneas), desarrollaba un ciclo de cine a la gorra, funciones de Teatro, muestras en su flamante galería de arte. También organizaba Festivales de música por el que pasaron bandas como Locales, Ron Damon, La Varona, Pitu Farías, Jeites, Che Joven, Viva el Progreso, Cientificos del Palo, La Manzana Cromática Protoplasmática y Arbolito, entre muchas otras.
La gestión estuvo siempre a cargo de militancia juvenil y artistas de variadas disciplinas, quienes se organizaron en comisiones y realizaron innumerables jornadas de trabajo colectivo para mantener el edificio y mejorar la infraestructura del lugar.
En sus ocho años de vida, continuó ofreciendo talleres, y en sus aulas llegó a funcionar un bachillerato popular, propuesta educativa transformadora que ofrecía a la comunidad la posibilidad de finalizar estudios secundarios.
Así como muchas veces recibió apoyo, el América Libre también se solidarizó con luchas de otros sectores. En 2007 realizó actividades para acompañar la huelga de los obreros del puerto de la ciudad, y en 2009 compartió el sueño de un conjunto de familias Sin Techo de cambiar su realidad a través de una experiencia comunitaria que desarrollaron en la toma de viviendas abandonas del barrio El Martillo. El hecho terminó en un violento desalojo, con muchos heridos, 23 detenidos y 53 familias humildes en la calle. En aquella oportunidad, el Centro Cultural suspendió todas sus actividades y durante tres meses abrió sus puertas a las familias desalojadas para que vivieran allí y continuaran su lucha por una vivienda digna.
En la vida del América, siempre estuvieron presentes espacios como El Séptimo Fuego, Hazme Reír, FM de la Azotea, Cooperativa Caminantes, con quienes compartieron múltiples iniciativas. También los obreros de FaSinPat (fábrica de cerámicos exZanon recuperada por sus trabajadores) quienes les donaron todo el piso de la sala de teatro y entrenamiento “El Palomar”. Organizaciones como la Asamblea Paren de Fumigarnos, los Sin Techo, el movimiento social Atahualpa, Alcohólicos Anónimos, la multisectorial por la aparición de Julio López, entre muchas otras, participaron o realizaron sus reuniones en el lugar.
Poco a poco el Centro Cultural fue ampliando sus horizontes, buscando enlazar su experiencia con otras del país. Así, realizó el 1er Encuentro Nacional de muralismo y arte callejero, el capítulo argentino del Festival de la Digna Rabia, la edición local de la Feria del Libro Independiente y Autogestiva (FLIA) y el 1er Encuentro Nacional de Espacios Culturales Autónomos (Eneca, que ya va por su 5ta edición). En 2014, se sumó al Movimiento Popular Patria Grande y fue a principios de este año cuando lanzaron una campaña apuntada a conseguir el comodato del edificio, bajo el lema “yo también quiero el comodato para el América Libre”.
Ya fueron muchas las organizaciones y personalidades que se sumaron al pedido, desde los funcionarios de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de General Pueyrredón, Juan Rey y Luis Reales, hasta el músico Manu Chao, que exhibió un cartel de apoyo en su último recital en la ciudad, pasando por los principales bloques de concejales del HCD, hasta artistas, profesionales, vecinos y militantes de organizaciones sociales, barriales y estudiantiles de la ciudad y el país.